Pensamientos de Lao Tse


Existe algo, un todo indiferenciado, que antes de los cielos y la tierra. Sólo tiene imágenes abs­tractas, ninguna forma concreta. Es profundo, oscuro, silencioso, indefinido; no oímos su voz. Asignándole un nombre, lo llamo el Camino.

El Camino es infinitamente elevado, insondable­mente profundo. Abarcando el cielo y la tierra, reci­biendo de lo que no tiene forma, produce una corrien­te que fluye intensa y ampliamente sin desbordarse. Opaco, se sirve de una clarificación gradual mediante la calma. Cuando se aplica, es infinito y no tiene día ni noche; pero cuando es representado, ni siquiera llena la mano.

Es reducido, pero puede expandirse; es oscuro, pero puede iluminar; es flexible, pero puede ser firme. Absorbe lo negativo y emite lo positivo, manifestando así las luces del sol, la luna y las estrellas.

Gracias a él son altas las montañas, son profundos los océanos, corren los animales, vuelan los pájaros. Gracias a él vagan los unicornios, remontan el vuelo los fénix, siguen su curso las estrellas. Garantiza la supervivencia mediante la destrucción, la nobleza mediante la bajeza, y el avance mediante la retirada. En la antigüedad, los Tres Augustos alcanzaron el orden unificador del Camino y permanecieron en el centro; sus espíritus vagaron con la Creación, y así reconfortaban a todo el mundo en los cuatro cuadrantes.

De esta manera, el Camino produce el movimien­to de los cielos y la estabilidad de la tierra, girando incesantemente como una rueda, fluyendo sin cesar como el agua. El Camino se encuentra en el principio y en el fin de las cosas: cuando se levanta el viento, se condensan las nubes, ruge el trueno y cae la lluvia, res­ponde como un concierto sin fin.

Devuelve lo esculpido y lo pulido a la simplicidad. No se las ingenia para hacerlo, sino que se funde con la vida y la muerte. No se las ingenia para expresarlo, sino que comunica virtud. Conlleva en sí una felicidad pacífica que no tiene orgullo, y así alcanza la armonía.

Existen infinitas diferencias cuando el Camino facilita la vida: armoniza la oscuridad y la luz, regula las cuatro estaciones y armoniza las fuerzas de la natu­raleza. Humedece el mundo vegetal, impregna el mundo mineral. Los animales salvajes se hacen gran­des, sus pieles lustrosas; los huevos de los pájaros no se rompen, los animales no mueren en el seno materno. Madres y padres no sufren la pena de perder a sus hijos, los hermanos no experimentan la tristeza mutua­mente. Los niños no quedan huérfanos, las mujeres no enviudan. No se ven signos atmosféricos de mal agüe­ro, no se producen robos y bandolerismo. Todo esto es aportado por la virtud interna.

El Camino natural incesante da nacimiento a los seres, pero no los posee; engendra la evolución, pero no la gobierna. Todos los seres nacen dependientes de él, pero ninguno sabe cómo agradecérselo; todos mueren a causa de él, pero ninguno puede quedar resentido por ello. No se enriquece por el almacenamiento y la acumu­lación, ni se empobrece por el desembolso y el disfrute.

Es tan inasible e indefinible que no puede ser imagi­nado; no obstante, aunque sea indefinible e inasible, su función es ilimitada. Profundo y misterioso, responde a la evolución sin forma; triunfante y efectivo, no actúa en vano. Se enrosca y se desenrosca con firmeza y flexibili­dad; se contrae y se expande con oscuridad y luz.

El estado de sabiduría no tiene nada que ver con el gobierno de los demás, sino que es un asunto de ordenarse a sí mismo. La nobleza no tiene nada que ver con el poder y el rango, sino que es un asunto de autorrealización; lograr la autorrealización, y el mundo entero está dentro de uno mismo. La felicidad no tiene nada que ver con la riqueza y la condición social, sino que es un asunto de armonía.

Quienes saben suficiente para disminuir la impor­tancia del yo y considerar la ligereza del mundo están próximos al Camino. Por ello he dicho: «Alcanzando el extremo del vacío, conservando la calma definitiva, mientras millones de seres actúan en concierto, de ahí observo el retorno.»

El Camino moldea a miríadas de seres, pero conti­núa sin tener forma. Silencioso e inmóvil, abarca total­mente lo desconocido indiferenciado. Ninguna vastedad es suficientemente grande para estar fiiera de él, ningu­na cosa diminuta es suficientemente pequeña para estar dentro de él. Carece de morada, pero da origen a todos los nombres de lo que existe y de lo que no existe.

Las verdaderas personas lo encarnan a través del vacío abierto, facilidad ecuánime, inteligencia clara, fle­xibilidad elástica, pureza no adulterada y simplicidad llana, sin enredarse en las cosas. Su virtud perfecta es el Camino del cielo y de la tierra, por ello son llamadas verdaderas personas.

Las verdaderas personas saben cómo disminuir la grandeza del yo y la pequeñez del mundo; estiman el autogobierno y desdeñan gobernar a los demás. No permiten que las cosas perturben su armonía, no dejan que sus deseos molesten sus sentimientos. Ocultando sus nombres, se esconden cuando el Camino está en acción y aparecen cuando no lo está. Actúan sin argu­cias, trabajan sin esfuerzo y saben sin intelectualizar.

Apreciando el Camino del cielo, aceptando el corazón del cielo, respiran la oscuridad y la luz, exha­lando lo viejo e inhalando lo nuevo. Se cierran junto con la oscuridad y se despliegan con la luz. Se enrollan y se desenrollan con firmeza y flexibilidad, se contraen y se expanden con oscuridad y luz, tienen la misma mente que el cielo y el mismo cuerpo que el Camino.

Nada les complace, nada les produce dolor; nada les da placer, nada les disgusta. Todas las cosas son misteriosamente lo mismo; no hay nada correcto ni equivocado.

           Quienes son físicamente heridos por las torturas de las condiciones climáticas extremas se encuentran con que el espíritu es sofocado cuando el cuerpo está exhausto. Quienes son heridos psicológicamente por las aflicciones de las emociones y de los pensamientos se encuentran con que el cuerpo es abandonado cuan­do el espíritu está exhausto. Por ello, las verdaderas personas vuelven deliberadamente a la esencia, con­fiando en el apoyo del espíritu, y alcanzando de esta manera la plenitud. Así pues, duermen sin sueños y se despiertan sin preocupaciones.

Quienes alcanzan el Camino son débiles en la ambición pero fuertes en la acción; sus mentes son abiertas y sus respuestas ajustadas. Quienes son débiles en la ambición son flexibles y complacientes, pacíficos y tranquilos; se ocultan en la actitud de no adquirir y aparentan ser inexpertos. Tranquilos y sin estratage­mas, cuando actúan lo hacen a tiempo.

Por ello, la nobleza debe estar enraizada en la humildad, el espíritu elevado debe estar basado en la modestia. Utiliza lo pequeño para contener a lo grande; permanece en el centro para controlar lo exter­no. Compórtate con flexibilidad, pero sé firme, y no habrá poder que no puedas vencer, adversario que no puedas superar. Responde a las circunstancias, evalúa el momento adecuado, y nadie podrá hacerte daño.

Quienes fuesen firmes deben preservar la firmeza con flexibilidad; quienes fuesen fuertes deben proteger la for­taleza con debilidad. Acumula flexibilidad y serás firme; acumula debilidad y serás fuerte. Observa lo que ellos acumulan y sabrás quién sobrevivirá y quién perecerá.

Quienes vencen a los menos fuertes mediante la fuerza llegan a un punto muerto cuando se encuentran con sus iguales. Quienes vencen a los más fuertes mediante la flexibilidad tienen un poder que no puede medirse. Por ello, cuando un ejército es fuerte, perece; cuando un árbol es fuerte, se quiebra; cuando el cuero es fuerte, se agrieta; los dientes son más fuertes que la lengua, pero son los primeros en morir.

Así pues, la flexibilidad y la complacencia son los administradores de la vida, la dureza y la fuerza son los soldados de la muerte. Tomar la delantera es el camino del agotamiento; actuar con posterioridad es la fuente del éxito.

Atenerse al Camino para ser un compañero para la evolución implica el liderazgo para regular el seguimiento, y seguir para regular el liderazgo. ¿Qué es esto? Significa no perder los medios de regular a la gente, que la misma gente no puede controlar.

Seguir significa combinar los elementos de los acontecimientos de tal manera que se armonicen con los tiempos. Los cambios a lo largo del tiempo no per­miten reposar en los intervalos: si actúas por adelanta­do, eso es ir demasiado lejos; si actúas demasiado tarde, no puedes ponerte al día.

         A medida que pasan los días y los meses se van, el tiempo no se entretiene con la gente. Es por ello por lo que los sabios no valoran tanto una gran gema como un poco de tiempo. El tiempo es difícil de encontrar y fácil de perder.

Por ello, los sabios manejan sus asuntos de acuer­do con los tiempos y realizan sus obras de acuerdo con los recursos. Mantienen el camino de la pureza y son fieles a la disciplina de lo femenino. A medida que avanzan y responden a los cambios, siempre siguen y no preceden. Flexibles y complacientes, por ello están en calma. Pacíficos y fluidos, por ello están seguros. Quienes atacan a los grandes y vencen a los fuertes no pueden luchar con ellos.

11 Response to "Pensamientos de Lao Tse"

  1. Anónimo Says:
    14 de agosto de 2010, 17:23

    muy bueno edenio realmente muy profundo estos escritos es es flexible pero puede ser rigido ni lo mas grande puede darle cabida ni lo mas pequeño ajustarse a su medida me recuerda al jing y el jang el todo el nada me a gustado gratamente

  2. Anónimo Says:
    15 de agosto de 2010, 18:58

    fijate que casualidad edenio un dicho que siempre e tenido a mano que lei ace bastante tiempo mira de quien resulta ser

    Si das pescado a un hombre hambriento lo nutres durante una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda su vida.

    (Lao Tsé)

    unas de los mejores dichos que e leido que gran hombre

  3. Anónimo Says:
    20 de agosto de 2010, 18:18

    Que bueno es poder reflexionar sobre ciertas cosas que uno no se da cuenta a veces. Eso esta muy bien

  4. Caro (Yin) says:
    20 de agosto de 2010, 21:58

    Es verdad que el hombre es mas fuerte si se vence a si mismo.
    Si es lo suficientemente maduro y humilde, aprende a superar sus defectos, y a mejorar aun mas sus virtudes, e intenta mejorar su calidad de vida.
    Si tan solo dedicaramos unos minutos en esto al dia, solamente para pensarlo, seguramente el mundo estaria mejor. (Aunque suene a una frase muy cliche =D)
    Pero no se porque esa frase de Lao Tse va perfecto como mantra para el estilo de vida que pretendo llevar.
    Saludos.-

  5. Anónimo Says:
    21 de agosto de 2010, 9:33

    concuerdo totalmente contigo por desgracia mucha gente ni se tomara esos par de de minutos pensando que es una tonteria prefieren seguir vendados por cierto me alegra que otro del chat y foro le interesen estos temas (yin) xd

  6. Anónimo Says:
    30 de noviembre de 2011, 10:19

    q aburrido leer todo eso

  7. Anónimo Says:
    30 de noviembre de 2011, 10:22

    porq existio esta pagina web q no sabe resumir nisiquiera una sola letra

  8. Anónimo Says:
    30 de noviembre de 2011, 10:24

    es perfectamente lo que buscaba...
    unas tontas palabras.

  9. Anónimo Says:
    30 de noviembre de 2011, 10:29

    concuerdo totalmente contigo por desgracia mucha gente ni se tomara esos par de minutos pensando que es una tonteria leer mejor que se pongan a jugar videojuegos (yin) xd

  10. Anónimo Says:
    30 de noviembre de 2011, 10:32

    ustedes no tienen nada de sensibilidad que es eso de ponerse a jugar videojuegos

  11. Anónimo Says:
    30 de noviembre de 2011, 10:34
    Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

Publicar un comentario